Puertas

Tormenta asesina que tambaleas árboles,
Levantas tejados y barres las calles.
Inundas ciudades, destruyes pueblos
Sin a nadie importar, ni a mi.

El poeta mira por la ventana
Mientras busca la puerta entre
Lo conocido y lo desconocido.
¿Dónde está la puerta?

Mira en los bolsillos, a veces,
Ahí están las soluciones a todo.
Mira en la cartera, estará la llave,
Entra en casa, que estás delirando.

-¿Mamá, qué hora es?
-No lo sé. ¿porqué?
- Da igual, era para notar el paso del tiempo

El reloj da vueltas, no para,
Parece que se va a marear.
Me vomita, es vengativo,
No se olvida de mi.

En la pared hay pintadas,
Adornan la uniformidad.
Miro al techo, otro límite,
Es que vivo limitado.

La gente me coarta,
Me condiciona, me habla.
No es su culpa, soy yo,
Soy demasiado incomprensible.

Intento mirar por la ventana,
El paisaje me susurra “escapa”,
Perdón no hay tal,
Veo la vida de mi vecina de enfrente.

Las ciudades no entienden de sentimientos.
Estos se ocultan tras los bloques de hormigón,
No hay imaginación,
Arquitecturas totalitarias... todo es igual.

Sigo en la carretera, me van
A atropellar, me da igual,
Soy libre, no me pueden matar.
No hay cárcel para el que cree en la libertad.

Soy irreversible, no tengo otro lado,
Soy transparente, desnudo,
Me desnudo ante ti,
Lírica, onírica, cuantos sueños...

Cuantos quedan por cumplir...
Cuanto queda por sufrir
Hasta llegar a un mínimo
De felicidad.

Quemaré la tierra sobre la
Que anduve. Quedan matas viejas,
Viejos recuerdos que me carcomen
En soledad.

Volveré a coger el metro,
Quiero ser uno más,
No quiero, sí, no,
Quiero ser diferente a los demás.

Soy anónimo, nadie me conoce,
Nadie me escribe, nadie me cuenta
Que le preocupa, menos yo.
Me atormento solo, se acabó.

Y pongo la televisión,
Reportajes de animales.
Me preguntó:
¿quién es el racional?

Entro a casa, es de noche,
Otro día más acaba de pasar,
Somos un monstruo de la habitualidad,
Me doy asco a mi mismo, puagh